Introducción
El equilibrio del microbioma intestinal a través del uso de probióticos ha surgido como una estrategia prometedora para mejorar la salud metabólica ya que puede influir en el aporte de diversos nutrientes, regular el equilibrio energético, modular la respuesta inmunitaria contra patógenos y mejorar la función de la barrera intestinal a través de la producción de AGCC (ácidos grasos de cadena corta), estos últimos pueden influir en la producción endógena de la hormona péptido-1 similar al glucagón (GLP-1).
El GLP-1, éste es una hormona incretina secretada por las células L del intestino en respuesta a la ingesta de alimentos, la mayor parte de células L están en el íleon y el colon, hoy en día han ganado popularidad los fármacos agonistas de receptores de GLP-1s para el tratamiento de Diabetes mellitus 2 y la pérdida de peso.
¿Qué hace el GLP-1 en nuestro cuerpo?
Es una hormona que entre sus numerosos efectos metabólicos se encuentran la estimulación de la secreción de insulina, la disminución del vaciamiento gástrico, inhibición de la ingesta de alimentos, aumenta la natriuresis (excreción de sodio a través de la orina) y la diuresis.
Al disminuir el vaciamiento gástrico, hay una digestión más lenta lo que deriva en que el cuerpo libere menos glucosa (azúcar) de los alimentos que ingieres en el torrente sanguíneo. El GLP-1 también afecta las áreas del cerebro que procesan el hambre y la saciedad por ello aumenta la sensación de saciedad después de comer.
En relación con su papel como regulador de la glucosa en la sangre, el GLP-1 es una hormona que activa la liberación de insulina en el páncreas, la insulina es indispensable ya que permite al cuerpo utilizar los alimentos que ingieres para obtener energía.
La disfunción en la vía del GLP-1 está implicada en la patogénesis de la diabetes tipo 2 y la obesidad. Por lo tanto, modular su producción es una estrategia terapéutica de gran interés.
¿Pueden los probióticos aumentar los niveles de GLP-1?
La conexión entre los probióticos y el GLP-1 no es un proceso directo, sino que está mediado por varios mecanismos entre los que destacan la producción de ácidos grasos de cadena corta (AGCC), metabolitos clave producidos por la microbiota intestinal durante la fermentación de la fibra dietética y las proteínas, principalmente en el ciego y el colon proximal.
Las bacterias involucradas en la producción de AGCC incluyen el grupo de Firmicutes (Eubacterium , Roseburia , Faecalibacterium y Coprococcus). Estudios como el realizado en 2015 por (Psichas et al., 2015) publicado en la revista Nutrients, han demostrado que el butirato y el propionato son potentes estimuladores de la liberación de GLP-1 por las células enteroendocrinas del intestino. Las células L detectan la presencia de AGCC, lo que desencadena la secreción de GLP-1. Los probióticos también pueden promover el crecimiento de bacterias beneficiosas (como Bifidobacterium y Akkermansia muciniphila ) que están asociadas con una mayor sensibilidad a la insulina y una mejor salud metabólica.
¿Qué cepas de probióticos pueden ser prometedoras?
En un estudio de (Liu Y et al., 2022). Donde se midieron los efectos de la administración de probióticos en pacientes con prediabetes, concluyó que los probióticos pueden promover la secreción de GLP-1, reducir los niveles de inflamación, regular el metabolismo lipídico y otros mecanismos, como la mejora de la barrera mucosa, la reducción del estrés oxidativo y una mejoría en una mejora estadísticamente significativa en la HbA1c (hemoglobina glicosilada)
Este mismo estudio reporta el uso de cápsulas con una mezcla de múltiples cepas probióticas durante 12 semanas aumentó la abundancia de bacterias productoras de AGCC, como Bifidobacterium breve, Akkermansia muciniphila y Clostridium hathewayi como el suplemento que aumentó los niveles plasmáticos de ácido butírico.
Sin embargo, también debemos saber que aún se necesita realizar más investigación y ensayos clínicos para confirmar la eficacia de cepas específicas
Elaboró:
Mayra García Mondragón
Especialista en Nutriología Clínica
Referencias
- Liu, Y., Wang, J., & Wu, C. (2022). Modulation of gut microbiota and immune system by probiotics, pre-biotics, and post-biotics. Frontiers in Nutrition, 8, 634897. https://doi.org/10.3389/fnut.2021.634897
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- Münte, E., & Hartmann, P. (2025). El papel de los ácidos grasos de cadena corta en la enfermedad hepática esteatósica asociada a disfunción metabólica y otras enfermedades metabólicas. Biomolecules, 15(4), 469. https://doi.org/10.3390/biom15040469
- Psichas, A., Sleeth, M. L., Murphy, K. G., Poirier, H., Sinclair, M., Penfold, J. C., Tay, E. L., Shahrima, F., Bell, J. D., Thomas, E. L., Ghanim, M. A., le Roux, C. W., Weickert, M. O., & Frost, G. (2015). Short-chain fatty acid propionate stimulates GLP-1 and PYY secretion via free fatty acid receptor 2 in rodents. International Journal of Obesity, 39(3), 424–429. https://doi.org/10.1038/ijo.2014.153